El querido delantal de abuela

El querido delantal de abuela que secó lágrimas y abrazó con fuerza. Trae recuerdos imborrables.

El primer propósito de esos delantales era proteger la ropa al cocinar, no hay dudas que sus funciones son muchas más que esa y nos transportan directo a nuestra niñez.

Sin embargo, para todos esos que crecimos con nuestras abuelas usando este complemento, sabemos que no solo sirve para no ensuciarse, sino que es todo un símbolo de sabiduría, amor, cuidado, talento y muchos recuerdos referidos a ellas.

El primer propósito del delantal de la abuela era proteger la ropa debajo, pero, además… sirvió como un guante para quitar la sartén del horno. Fue maravilloso secar las lágrimas de los niños y, en ocasiones, limpiar las caras sucias. Desde el gallinero, el delantal se usó para transportar los huevos y, a veces, los polluelos. Cuando llegaron los visitantes, el delantal sirvió para proteger a los niños tímidos. Cuando hacía frío tu abuela se abrazó.

Este viejo delantal era un fuelle, agitado sobre un fuego de leña. Fue él quien llevó las papas y la madera seca a la cocina. Desde el jardín, sirvió como una cesta para muchas verduras después de que se cosecharon los guisantes, fue el turno de las coles. Y al final de la temporada, se usaba para recolectar manzanas caídas. Cuando los visitantes llegaron inesperadamente, fue sorprendente ver qué tan rápido este viejo delantal podía dejar el polvo.

Cuando llegó el momento de servir las comidas, la abuela fue a la escalera a sacudir su delantal y los hombres en el campo supieron de inmediato que tenían que ir a la mesa. La abuela también lo usó para poner la tarta de manzana justo fuera del horno en el alféizar de la ventana para que se enfriara. Pasarán muchos años antes de que algún invento u objeto pueda reemplazar este viejo delantal…

En memoria de nuestras abuelas“

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